Mármol blando

Soy un cubano de 38 años reinventándome en los Estados Unidos como otros miles de exiliados. Dejé atrás a mis padres que envejecen dolorosamente, a mi hija que crece con la gracia infinita de lo sagrado, y un país deshecho que todavía amaré cuando lo reduzcan a ruinas silentes y saladas.

Mientras trabajo de 9 a 5 y estudio para certificarme como contador, he decidido auto publicar mis poemas, en el momento injusto, justamente por lo inoportuno de la circunstancia, que es la mejor oportunidad. Ya no creo, como el niño que fui frente a un librero, que haya que saber y poderlo todo. Victoria es mi única obra. Desde que nació, cualquier otra poesía se me ha hecho redundante y he escrito con la desazón de la futilidad. Por eso, y porque ya puede leer, este libro es para ella. Y este libro es sobre todo para mí, para no faltarle al niño que soy, al del librero y los talleres.

Son veintiún poemas, el más antiguo cumple este año veintiuno y el más reciente no cumple el primero todavía. Ni siquiera puedo decir que haya escrito un poema al año durante veintiuno; varios son de un mismo impulso. Mas siendo Victoria y Teté mis impulsos definitivos, y apenas si se rozan en estos poemas, los publico antes de perder del todo la fe en los impulsos, en lo manifestado, en los versos y en los libros.