Esta novela narra un hecho de la vida real, expuesto en una historia romántica y dramatizada en un triángulo pasional que desencadena un trágico suceso y que, por circunstancias, involucra en un doble homicidio a una persona inocente, al estar en el lugar y hora equivocada.
Al condenar a un inocente, se comete un doble acto criminal: se ocasionan daños a quien se le castiga de forma incorrecta y no se otorga justicia a la víctima, y al quedar el caso cerrado para no seguir investigando, se da una acción de complicidad con el verdadero delincuente, que queda exonerado por ese delito al ser juzgada otra persona en su lugar.
Deuda de sangre saldada es una novela que hace reflexionar y podrá identificar muchos casos que se encuentran en el sistema judicial con el mismo contexto. La impartición de justicia, en cualquier país, es una responsabilidad que lleva y que compromete a actuar sin presiones y con equilibrio emocional; de otra forma se cometen actos que atropellan los derechos de personas inocentes.