PR LOGO. Dicen que cada libro que escribes arranca una parte de ti que ya nunca volver . Yo prefiero pensar que cada libro es una forma de liberar esos sentimientos ocultos, sentimientos que, en mi caso, s lo puedo soltar escribiendo.Son las seis de la madrugada de una noche cualquiera, estoy a oscuras en mi habitaci n mientras el piano de Bohren & Der and Club se desliza por mi cuello invit ndome a masturbarme. El silencio de la noche, unido a la delicadeza del piano, hacen que sea uno de esos momentos perfectos para escupir este pr logo. La libertad que siento al escribir es una sensaci n tan adictiva como dolorosa. Soy de esos que piensa que un libro tiene que sanar al escritor al mismo tiempo que apu alarle el h gado. Puede parecer contradictorio, pero si hay algo precisamente dif cil y doloroso para el ser humano, es enfrentarse contra sus propios miedos.Una de las ventajas de esto, como bien ya han escrito por ah , es que s lo el escritor sabe a qui n le escribe, mientras que el lector, en cambio, lee a quien m s extra a. Eso es lo bonito: esa forma m gica que tienen las palabras de cobrar vida m s all del papel, y hacer que dos personas que est n tan lejos -y a la vez tan cerca- sean capaces de compartir un mismo sentimiento. Por eso compa ero o compa era, - ntimo o ntima desconocida- espero que entre estas p ginas te encuentres contigo mismo. De lo contrario, me temo que no tiene ning n sentido que sigas con este libro.