Finisterre
Finisterre
En su recorrido por las ruinas del país, los caminantes se valen de mapas tan pequeños como la palma de la mano mientras sortean decapitadores, bestias transgénicas, tecnócratas del absurdo, cavernas hechas prisiones, murallas derruidas e interminables fosos. Finisterre es un no-lugar, el límite de toda fuga, una fábula delirante en clave de humor negro sobre el destino trágico de este siglo, del anterior y del siguiente.
Libro raro y difícil de encasillar, mezcla de falsa novela histórica y falso ensayo, Finisterre escarba en la llaga de los discursos totalitarios, el absurdo de muchas ideologías, las distopías hechas presente y el horror de las migraciones forzadas. * * * Jesús Miguel Soto nació en Caracas, Venezuela, en la década de los ochenta del siglo pasado. Ha publicado las novelas Finisterre, La máscara de cuero y Boeuf, asi como el libro de relatos Perdidos en Frog. En 2017, en el marco del evento Bogotá39, fue seleccionado por el HayFestival como uno de los 39 escritores latinoamericanos de ficción más destacados con menos de 40 años.
No es posible salir de Vladik sin un guía que ayude a esquivar los caminos minados. La ubicación de las minas antipersona se detalla en los mapas, el principal pertrecho de los guías. Hay mapas confiables para salir ileso de Vladik. Por tanto, también hay mapas que no son de fiar. Basta que un mapa tenga un desliz en un trazo (cuando son en papel) o un mínimo error de código de programación (cuando consisten en algoritmos alojados en dispositivos electrónicos) para que se torne letal, pese a que en su hechura o reproducción hayan privado los buenos propósitos y el conocimiento verídico de la ubicación, calidad y estado de las minas reseñadas. (...) Las minas antipersona se plantaron con el objeto de proveer a Vladik de una muralla invisible para la protección frente a los enemigos externos que quisieran entrar y contra los enemigos internos que quisieran salir. (...) No es necesario transitar los caminos minados para padecer sus estragos. Una mina antipersona no necesita explotar para cumplir con su objetivo primario: la prohibición de imaginar o enunciar un mundo distinto. Las minas no solo demarcan las aparentes fronteras vládikas, también aspiran a delimitar el mundo y sus posibilidades, con el mensaje subrepticio de que despu
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En su recorrido por las ruinas del país, los caminantes se valen de mapas tan pequeños como la palma de la mano mientras sortean decapitadores, bestias transgénicas, tecnócratas del absurdo, cavernas hechas prisiones, murallas derruidas e interminables fosos. Finisterre es un no-lugar, el límite de toda fuga, una fábula delirante en clave de humor negro sobre el destino trágico de este siglo, del anterior y del siguiente.
Libro raro y difícil de encasillar, mezcla de falsa novela histórica y falso ensayo, Finisterre escarba en la llaga de los discursos totalitarios, el absurdo de muchas ideologías, las distopías hechas presente y el horror de las migraciones forzadas. * * * Jesús Miguel Soto nació en Caracas, Venezuela, en la década de los ochenta del siglo pasado. Ha publicado las novelas Finisterre, La máscara de cuero y Boeuf, asi como el libro de relatos Perdidos en Frog. En 2017, en el marco del evento Bogotá39, fue seleccionado por el HayFestival como uno de los 39 escritores latinoamericanos de ficción más destacados con menos de 40 años.
No es posible salir de Vladik sin un guía que ayude a esquivar los caminos minados. La ubicación de las minas antipersona se detalla en los mapas, el principal pertrecho de los guías. Hay mapas confiables para salir ileso de Vladik. Por tanto, también hay mapas que no son de fiar. Basta que un mapa tenga un desliz en un trazo (cuando son en papel) o un mínimo error de código de programación (cuando consisten en algoritmos alojados en dispositivos electrónicos) para que se torne letal, pese a que en su hechura o reproducción hayan privado los buenos propósitos y el conocimiento verídico de la ubicación, calidad y estado de las minas reseñadas. (...) Las minas antipersona se plantaron con el objeto de proveer a Vladik de una muralla invisible para la protección frente a los enemigos externos que quisieran entrar y contra los enemigos internos que quisieran salir. (...) No es necesario transitar los caminos minados para padecer sus estragos. Una mina antipersona no necesita explotar para cumplir con su objetivo primario: la prohibición de imaginar o enunciar un mundo distinto. Las minas no solo demarcan las aparentes fronteras vládikas, también aspiran a delimitar el mundo y sus posibilidades, con el mensaje subrepticio de que despu
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